Un viaje con todo pago

  


  La semana pasada estuvimos hablando sobre ver la cruz como una frontera, (si no has leído ese blog te invito a que vayas a verlo), y es que al leer la palabra frontera pensamos en viaje, en ir de un lugar a otro. Y la Cruz es esa frontera donde iniciamos un nuevo viaje; un viaje a la creación de una nueva criatura, un viaje que fue pagado completamente hace muchos años atrás, sin embargo, esto no quiere decir que para nosotros sea totalmente gratis. 

    Existe una condición que nos establece 2 Co 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.” Lo único que se nos pide es estar en Cristo, creerle a Él como nuestro único Señor y Salvador, aceptar que Jesús murió en la cruz por nosotros una vez y para siempre, para quitar lo primero y establecer lo segundo Heb 10:9, pero ¿qué quieren decir las escrituras en este último versículo mencionado?, Que antes vivíamos en un antiguo pacto y que Jesús con su sacrificio en la cruz nos dió un mejor pacto, que conocemos como nuevo pacto.

    Ahora bien, ¿cómo reconozco esos pactos si es algo que mis ojos no pueden ver fácilmente? primero que todo debemos comprender que este viaje a ser una nueva criatura, el antiguo yo que muere es espiritual, como lo comentamos al principio, la cruz es esa frontera que nos da la bienvenida a una nueva vida, donde nos despojamos de todo lo que traíamos y somos hechos nuevo. Todo lo que éramos antes de conocer a Cristo queda atrás, al pasar por la Cruz podemos ver una nueva y única realidad, comienza el proceso de transformación y el acceso a comprender el nuevo pacto.

    Imaginemos que nos vamos de viaje a otro lugar, compramos el boleto y nos embarcamos en el avión, pero con nosotros solo llevamos un bolso pequeño, confiamos en que el piloto nos llevará a salvo a nuestro destino, de la misma manera vamos nosotros en este viaje llamado vida, donde en el bolso pequeño llevamos fe, lo único que se nos pide a cambio de poder disfrutar de este viaje con todo pago, y confiamos en el piloto que es Dios.

    Al montarnos en el avión ya hemos dado el primer paso, que es aceptar a Dios como nuestro Señor. No obstante, hay dos formas de poder vivir este viaje, la primera, es que si eres alguien que le teme a los aviones o a las alturas, irás preocupado por si se cae el avión o cualquier otra tragedia, la segunda forma es ser una de esas personas que disfruta el viaje al punto que hasta puede dormir de lo confiado que está. Y así mismo es que nosotros tenemos las opciones para decidir, como vivimos una vez que cruzamos la frontera, creyendo en que Cristo pagó todos nuestros pecados y que tenemos un libre acceso al Padre, o autocondenandonos por lo que quedo atrás y preocupandonos por eso que ya pasó.

    Pasar de vivir en el viejo pacto al Nuevo Pacto, es una cuestión de Fe, de creer que Dios envió a su Hijo para que podamos ser reconciliados con Él. El viejo pacto nos condenaba por la ley, pero Dios en su infinita misericordia le plació que tanto tú como yo fueramos sus hijos (Efesios 2:4, 1:5) y eso nos hace herederos del poder disfrutar la gloria de la plenitud de Aquel que lo llena todo en todos.


Comentarios

Entradas populares